Hablando desde la experiencia, esta opción es la más recomendable de todas. Phoenix puede parecerse a otras muchas ciudades, pero el paisaje de Arizona es único.
La imagen de arriba parece sacada de una película de indios y vaqueros, ¿verdad?
Pues es real, y se encuentra a unos 15 minutos en coche aprox. desde la ciudad de Sedona, que hemos elegido como destino clave para mochileros.
Sedona es una pequeña ciudad situada en Verde Valley cuya mayor atracción son las Red Rocks of Sedona.
QUÉ HACER
-Rutas a Caballo
No hace falta ser un gran jinete para poder manejar uno de los caballos de los múltiples ranchos de la zona. Sin duda, toda una experiencia.
Las organizadas por Dead Horse Ranch (a 30 minutos de Sedona) recorren el parque natural del mismo nombre a lo largo de uno de los afluentes del Dead Horse Lake.
En la ruta, además, nos enseñan uno de los últimos árboles en los que fue ahorcado un convicto y la tumba del hijo de Pancho Villa.
-Rutas en Jeep
No hay mejor forma de desplazarse por el suelo rocoso de Sedona que en un Jeep (conducido por un profesional, por supuesto).
Las rutas suelen adentrarse en la zona de las Red Rocks, dónde se encuentra la famosa Teapot Rock (una roca monumental en forma de tetera). Y si tenéis suerte, vuestro guía os contará los grandes misterios que alberga la zona, que es dónde se cree que puede estar el Área 51 y dónde son más frecuentes los avistamientos de OVNIS registrados por la NASA.
Recomendamos especialmente los tours de A Day in the West.
-Slide Rock
Se trata de un río que, al erosionar la roca, ha convertido su cauce en un tobogán acuático natural. El mayor atractivo es que está situado en un valle a 6 km al norte de Sedona, del característico color rojo.
Es completamente gratis (aunque el aparcamiento son 10$) y recomendamos ir durante la puesta de sol, para disfrutar mejor de los colores de la tierra.
-Chapel of the Holy Cross
Por último, otra maravilla, esta vez no natural. A 10 minutos al sur de Sedona, entre las rocas, se encuentra la Capilla de la Sagrada Cruz, una obra de los arquitectos R. Hein y K. Strozt. No es una iglesia convencional, pero podemos aseguraros que merece la pena echarle un vistazo.
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